Hay un montón de cosas que quiero decirte, supongo que la menos importante es que no sé si pueda seguir siendo tu amiga, pero también es la primera que debo decirte.
No sé si pueda ser amiga de alguien que se rindió, de alguien dispuesto a conformarse, de alguien que toma decisiones con base en la comodidad, pero sobre todo no sé si pueda estar cerca de alguien que no cree en la magia. Porque yo creo en la magia, creo en la luna llena y en la música, creo en las mariposas en el estomago y en los besos apasionados, creo en los abrazos indiscriminados y en los que se dan por obligación, creo en la magia de los libros, pero más que nada creo en el amor.
También quería decirte que te quiero y te aprecio, pero es difícil cuando tú no lo haces y no es mi deber ni mi trabajo convencerte de que vales.
Sé que te parece infantil, pero los primeros meses de una relación son los mejores, las mariposas en el estomago, el corazón que se te quiere salir cada vez que ves a la otra persona, las ganas de tocar, simplemente para asegurarte que sí, ahí está, la corriente cuando sientes su piel con tus manos, pero sobre todo ese sentimiento de que no hay nada mejor en este mundo que poder agarrar la mano de la otra persona.
Y tú te contentas con una relación de mentiras, con abrazos y besos que se dan por darse...
No quiero ser tu amiga. Porque esa enfermedad puede ser contagiosa.