Quiero creer que es inevitable, que realmente sin importar lo que haga uno está cumpliendo su destino, pero ese es el problema, no creo. Hoy no.
Hoy simplemente hay uno de tantos destinos disponibles y no sé cual de todos me va a tocar, hoy me siento jugando a una lotería. Con mi vida.
Hoy siento que incluso si el destino lo intentara, si tocara, si me gritara incluso, lo ignoraría. Así sin más, le diría que hoy no, hoy estoy ocupada arreglando el desastre que tengo por vida, hoy estoy ocupada lidiando con los problemas de otras personas, hoy estoy ocupada con la envidia que me corroe, hoy tengo demasiados pensamientos en la cabeza para preocuparme por el destino.
Hoy el destino no tiene derecho a entrar, hoy nadie tiene derecho a molestar.
Y si el destino vino hoy pues puede perfectamente venir mañana o dentro de un mes. Eso es lo que lo hace El destino, no? La inevitabilidad.
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