sábado, 16 de abril de 2011

Y siempre hay que elegir.
Y siempre se puede reducir a sí o no.
De manera que aquí estoy incapaz de decidir.
De nuevo.
Sí.
No.
Tal vez.
No sé.
No puedo seguir huyendo. Pero tampoco puedo quedarme. Soy incapaz de lidiar con esto, soy incapaz de sentirme como la única que siente lástima, tristeza, rabia, algo! Pareciera que todo el mundo puede apartar los sentimientos, que pueden no importarles, superarlos como si fueran un estorbo más, continuar con sus vida como si el corazón no se les rompiera una y otra y otra vez. Porque todo el mundo puede ser racional excepto yo, porque pareciera que ante la locura, la rabia, la resignación y la incredulidad, ningún sentimiento vale.

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