No sé superarte, así que lo hago a las malas. A punta de distancia y tiempo a ver si por fin huir es la solución.
No lo es.
Lo descubro una y otra vez, a punta de caídas debería aprender.
Pareciera que el tiempo y la distancia no valen cuando eres tú.
Entonces te insulto, te miento, te odio, te lastimo, a ver si así, te alejas tú, pero yo soy tu adicción.
Y terminamos insultándonos, mintiéndonos, odiándonos, lastimándonos. Jugando a ver quién se rinde primero, quién se aleja primero, quién supera la adicción, por el momento.
Pareciera que solo podemos vivir lejos por momentos.
Entonces jugamos.
Se nos volvió un juego, hablar de nuestra adicción a ver si así la superamos, jugamos con fuego a ver si de tanto quemarnos nos alejamos, pero todas las heridas sanan y el juego siempre empieza de nuevo.
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