¿Si sin culpa te digo que te extraño?
¿Si tal vez la próxima vez que te vea te abrazo un poco más efusivamente de lo que debo?
¿Si me demoro un poco más mientras te beso en el cachete?
¿Qué pasa si te sostengo la mano un par de segundos más?
¿Si mis dedos se enredan sin culpa con los tuyos?
¿Si tal vez te observo fijamente hasta que te sientas incómodo?
¿Prometes no darte cuenta de nada?
¿Pretender que estoy en mis días o atravesando una de tantas fases?
¿Prometes tratarme como si todo permaneciera igual?
¿Jugar a que te importo lo suficiente para no defraudarme?
¿Lo prometes?
...
O mejor prométeme que todo va a estar bien, que no tenemos que jugar el mismo juego de siempre, que podemos saltar directamente al final, donde nos sacamos mutuamente de nuestras vidas hasta la próxima ronda. Prométeme que la próxima ronda habrá un ganador y un perdedor claro, que dejaremos de declarar empates técnicos y sobre todo que no habrá de nuevo encuentros en los que me pongo en evidencia y tu pretendes no notarlo.
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