martes, 23 de agosto de 2011

Una pregunta

Tenías que preguntar eso.
Tantas preguntas estúpidas para hacer y tú eliges la que duele. La que no sé como responder. La que me hago todas las noches sin saber aún la respuesta, la que pregunto en voz baja para poder ignorar, la que susurro para pretender no oír.
Tu preguntas la única vetada. La única pregunta que tiene por respuesta un día, sí, otro, no, en la mañana, tal vez y en las noches, nunca. La única pregunta que sin importar cuantas veces haga no tengo clara la respuesta.
Tú eliges esa. La que sin importar lo que responda es falso la mitad del tiempo y cierto la otra mitad. La pregunta con mil respuestas ciertas, con falsedad en cada una.
Tú preguntas.
Yo respondo.
Respondo la menos falsa del momento.
Sí.
Para qué explicaciones largas, tediosas, que dicen tanto o menos que ese sí.

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