lunes, 22 de agosto de 2011

De sorpresas

A veces la realidad te golpea sin previo aviso, otras te manda todo un día asqueroso de aviso.
A veces no te esperabas los golpes, otras sabías de antemano que venían.
A veces esperabas que fueran fuertes y no lo fueron, otras esperabas que fueran fuertes y fueron peor.
A veces una canción que no habías oído antes y no planeas oír después te golpea.
A veces te sorprende el golpe.
A veces no es hasta que estás en la mitad del mar de lagrimas que caes en cuenta que primero estás llorando y segundo, no estás segura del porqué.
A veces todo te toma por sorpresa, el golpe que no esperabas que te alcanzara en primera instancia y segundo que te doliera. Tu reacción frente a un golpe que has recibido demasiadas veces como para que todavía duela. Y por último el dolor y las lagrimas que no sabías que estaban ahí, esperando a manifestarse.
De manera que frente a todas estas emociones haces lo único razonable que te queda, dejar que la conmoción salga, a punta de lagrimas y malas palabras porque no hay derecho a que te sorprenda lo único que estabas preparada para recibir, la única cosa que no te podía tomar por sorpresa.

¡Sorpresa! Estás de vuelta al principio.

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