Es más fácil creer que existe una dualidad.
Creer que solo soy culpable por la mitad de las cosas que hago y que otra persona es responsable de las otras.
Me quita un peso de encima, solo respondo por lo que hago cuando pienso de cierta manera, cuando estoy de un cierto humor, cuando puedo verme al espejo y reconocer a la persona devolviéndome la mirada.
Es más fácil.
El único problema es que la persona que lástima a los demás y dice cosas para luego retractarse, lo hace con tu cara.
El problema es que la persona que tú no reconoces en el espejo, también eres tú.
Y eres igualmente responsable por lo que hace, aunque haya circunstancias atenuantes, aunque el otro haya empezado, aunque no haya sido tu intención, aunque te arrepientas, aunque te digas que ese no eras tú.
Lo eras.
Porque aunque tengas 4 personalidades, dos amigos imaginarios dándote consejos y sigas las instrucciones de tu mejor amigo al pie de la letra, tú eres el que hace, tú eres el que toma las decisiones.
De manera que hazle frente a tus decisiones.
Sea cuál sea la personalidad que tomo la decisión, las otras 3 también deben responder.
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