viernes, 13 de agosto de 2010

De juegos

Había sido un juego.
Siempre había sido un juego.
Nunca entendí ella porque lo hacía. Podía simplemente decir no.
Hasta yo sé decir no cuando la ocasión lo amerita y esta ocasión definitivamente lo ameritaba.
Pero ella no decía no. "Ya sé que debería negarme pero no puedo decirle que no a él". "Lo amo".
La odiaba. La detestaba. Cada fibra de mi ser tenía ganas de pegarle y gritarle, de sacudirla y decirle que esto es la vida real.
Porque si hay algo que me molesta es ver ciertas cosas que se hacen por "amor". Era una dependencia absoluta, la verdad me agradaba más cuando estaba lejos de su "sol". (No, nunca llego al punto de llamarlo así pero ella siempre estaba girando alrededor de él).
Lo sé, no debo juzgar a la gente, tal vez él la hace feliz, o más bien ella era feliz siendo miserable.
No debería juzgarla. Cierto.
Pero ella olvidaba cada vez que llegaba a mi casa llorando, cada vez que él empezaba una nueva relación, cada vez que la dejaba tirada por una nueva conquista, odio admitirlo pero para el, ella nunca fue más que un polvo, si bueno o malo, no lo sé. Nunca fueron novios.
Ella quería casarse, él quería acostarse y para eso le servía cualquier escoba con falda dispuesta a abrir las piernas.
Dejamos de ser amigas. Ella quería alguien que le diera falsas esperanzas y yo no quería que saliera lastimada. Francamente me molesta la gente que espera que le diga lo que quiere escuchar.
Supe por facebook que se caso. Sí, con él. Realmente espero que eso la haga feliz.
Me alegra no estar en Cartagena, no quiero saber con quien hace y deshace y en Cartagena, todo se sabe...

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